No eres tan importante como crees.
No importa quién seas o qué hagas, no eres tan importante como crees.
No importa si eres el fundador de una empresa transnacional o si llevas diez años sin chamba; no eres tan importante como crees.
Sé que suena de la chingada, pero no lo es. Al contrario; el que no importes tanto como crees es una de las cosas más liberadoras.
Todos nos hemos preguntado alguna vez algo por el estilo: "¿Y qué van a decir mis amigos...?", "¿Qué tal si mi familia piensa...?", "¿Y si la que me gusta cree que...?".
A todos nos importa el qué dirán los demás. A unos más, a otros menos, pero una cosa es segura: a nadie le importas tanto como crees.
Y no es porque la gente sea mala, a la mayoría de la gente no le importas tanto simplemente porque también tienen vida propia.
¡Ya sé! Qué gran descubrimiento, ¿verdad? Pero por muy estúpido que suene, es algo que damos por sentado y se nos olvida.
Date cuenta: participas en el juego de la vida junto con más de 7 mil millones de personas. Todas y cada una de ellas con sus propias metas, preocupaciones y miedos. Todas con una vida igual, o hasta más compleja que la tuya.
¿No me crees? ¿En qué piensas la mayor parte del tiempo? La respuesta: en ti mismo y en tus problemas. Y así como tú pasas el 99% del tiempo pensando en ti y en tus problemas, así también las otras miles de millones de personas.
No me malinterpretes. Claro que pensamos en los demás, pero es solo un rato. A lo mucho un par de días. Pero al final, ni siquiera es que pienses en los demás, sino que piensas en cómo lo que ellos hacen o no hacen te afecta a ti.
Hace un par de semanas vi este video que encapsula perfectamente cómo nos creemos el centro del universo, cuando en realidad, todos estamos demasiado ocupados con nuestras propias vidas.
Regálate dos minutos para verlo. Te puede cambiar la vida. No estoy exagerando.
¿Te das cuenta de cómo, al final del día, a la gente se le olvida que te rapaste, tatuaste, renunciaste, divorciaste, etc.? Y tú creyendo que ibas a ser EL TEMA de conversación durante todo el mes.
Los últimos dos o tres años de mi vida dejé de hacer cosas por darle mucha importancia a lo que los demás pudieran pensar de mí. En mi cabeza, todas las personas del mundo estaban viendo y juzgando todo lo que hacía.
Caí en la trampa del "efecto foco". En pocas palabras, pensaba que la gente iba con una libreta en la mano apuntando todos y cada uno de mis errores; tomando nota del barro que me salió en la frente o de cómo pronuncié mal una palabra.
Estaba tan metido en mis propios pensamientos y preocupaciones que asumí que los demás también lo estaban. Se me olvidó que todas esas personas también tienen vida propia. Qué egocéntrico de mi parte.
Hay una verdad que poco a poco me está liberando del "efecto foco"; una verdad que me está ayudando a hacer lo que quiero sin que me importe lo que los demás puedan pensar de mí. ¿Cuál es esa verdad? Tú, y todas las personas que conoces, se van a morir dentro de poco.
Me estaba tomando la vida demasiado en serio. Se me estaba olvidando que, al final de tus días, no cuenta qué tan "perfecto" fuiste, sino cuánto experimentaste y disfrutaste el camino.
Nadie le va a dar tanta importancia como crees al hecho de que intentaste ligarte a una chava y te bateó. O que aplicaste para el trabajo de tus sueños y ni siquiera te devolvieron la llamada.
Y lo mismo va para las cosas buenas. Nadie le va a dar tanta importancia a que eras el más popular de la colonia o al hecho de que ganaste 28 medallas olímpicas.
Ojo: no es como que nunca se vayan a acordar de tus errores o logros. Sí se van a acordar, pero no como te lo imaginas.
Son solo un puñado de personas en la historia las que van a ser recordadas por generaciones. Y aun así, lo que van a recordar es solo una idea de ellas, no realmente a la persona en sí.
Si bien te va, vas a ser recordado por una o dos generaciones.
Voy a poner el ejemplo de Maradona. Cuando murió, los argentinos estuvieron de luto por varios días, tal vez semanas. No dudo que lo sigan recordando, pero es un recuerdo que hoy por hoy está en el fondo de su mente.
Ahora se preocupan por el día a día. Por su situación económica y política. Se preocupan por vivir su vida, no por cuántos goles hizo o por todo el perico que se metía.
Grábatelo. Es más, tatúatelo si hace falta: No importa si lograste o no todo lo que dijiste que ibas a lograr, pronto vas a morir y vas a ser olvidado en dos, o tres generaciones, si bien te va.
Tampoco importan las personas que te critican o se burlan de ti. Ellas también van a estar muertas y van a ser olvidadas dentro de poco. Nadie se salva de esto.
Tal vez suene como un cabrón amargado que no le gusta la vida. No es así. Me gusta vivir la vida, solo he sido más consciente de todas las mentiras que me he dicho en los últimos años.
Poco a poco estoy recuperando mi "valemadrismo". Pero mira, acá te dice lo mismo alguien que es uno de los mejores en el planeta en lo que hace--y no está amargado como tal vez pienses que yo lo estoy.
https://youtu.be/fXbKOs2cozU?si=gV1yy6TgbqHSNpMq
El mensaje es el mismo: ¿Quieres ser un campeón? ¿Quieres tener el trabajo ideal? ¿Quieres andar con la persona de tus sueños? Hazlo. Y hazlo sin miedo. ¿Sabes por qué? Porque a nadie le importa tanto como crees.
¿Ves? Te dije que no importar tanto como crees es algo bueno.
Ahora que ya sabes que no eres tan importante como creías, aprovecha el tiempo que te queda y haz lo que quieras hacer--mientras no lastimes a otros.
Bien lo dijo Muelas de Gallo:
"Perder y aprender, de eso se trata la vida. Estás aquí, haces lo tuyo, luego la gente te olvida."